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lunes, 18 de agosto de 2025

Humor A TOPE

 



Humor A TOPE

Autores: Alfonso Font, Pat Mallet, Serre, Manel, Edika, Gotlib y otros

Años: de 1982 a 1992 aprox

Editorial: Norma

Revista satírica y erótica de 44 números

IDI: ESP

Lo dice la primera editorial, con una chica desnuda de Pepe González, estamos en el mejor de los mundos posibles y cada mañana al levantarnos observamos la realidad que nos rodea y todo da tanta pena que nos ponemos a reír para no llorar.

Así presentamos una revista especial que arrancó siendo publicada por M. Díaz con el título CACHONDEO A TOPE y tras tres números publicados la colección pasó a ser publicada por Norma que mantendría la numeración pero cambió la cabecera por HUMOR A TOPE, en cualquier caso siempre a TOPE con el humor del sexo unos cuadernos con páginas interiores impresas en color y B/N por un precio asequible inicial de 175 ptas.

La historia de Humor a Tope no puede entenderse sin recordar la idea de mezclar sátira, erotismo y un humor descarnado. Tras unos pocos números, y quizá consciente de que necesitaba un aire más atrevido y reconocible, Norma rebautizó la cabecera como Humor A TOPE, un título directo, casi un grito, que parecía anunciar a voces la desvergüenza y la vocación de reírse de todo, empezando por las convenciones del sexo. El primer número reunió a figuras de distinto destino, desde el francés Pat Mallet, maestro del chiste gráfico rápido y punzante, hasta las páginas fotográficas eróticas conocidas como Foto-Coña, un experimento híbrido entre el desnudo ligero y la parodia, que dejaba claro que la revista no iba a tener complejos.

Pronto se sumaron nombres que serían clave no sólo para la revista, sino para el cómic erótico-humorístico de la España liberada. Alfonso Font, con su trazo elegante y su capacidad de combinar la aventura con el guiño irónico, aportaba un tono casi sofisticado frente a la crudeza de otros. Jordi Bernet, curtido en la tradición de la historieta popular, demostró que podía moverse con la misma soltura en el terreno del erotismo descarado. Del otro lado de los Pirineos llegaron autores como Serre, capaz de un humor gráfico corrosivo, heredero de la tradición satírica francesa, y dos gigantes de la irreverencia como Edika y Gotlib. Edika, con su humor absurdo, sexual y delirante, aportaba un aire de libertinaje caótico mientras que Gotlib, fundador de L’Écho des Savanes, era prácticamente un símbolo del cómic adulto europeo, y su presencia en la revista dotaba a la publicación de un prestigio innegable. Incluso JAN apareció en sus páginas, mostrando que podía alejarse de la historieta infantil-juvenil para explorar un humor más gamberro y descarado.

Lo que distinguió a Humor A TOPE fue precisamente esa mezcla entre el humor gráfico tradicional y la experimentación erótica, entre el underground y la sátira del gran público. Su acogida fue irregular, como suele suceder con las publicaciones que se arriesgan, para algunos lectores jóvenes de la época se convirtió en una ventana de libertad, donde el sexo se desmitificaba entre carcajadas pero para otros, quedaba en el terreno de lo vulgar o lo excesivo.

Lo más interesante, con la perspectiva del tiempo, es cómo la publicación ilustró la relación entre sexo y humor. La risa se convirtió en un vehículo para exorcizar décadas de represión moral y censura, y el erotismo servía para poner en cuestión no sólo la rigidez sexual heredada del franquismo, sino también las nuevas modas y libertades que se desplegaban en los bares, en el cine y en la música de la época. El sexo no buscaba tanto excitar como ridiculizar, exagerar, desnudar la hipocresía colectiva. Con el paso de los años se aprecia que cumplió una función cultural muy concreta al abrir un espacio de risa liberadora en un país que venía de décadas de censura, demostrando que el Sexo a Tope podía ser tanto materia de deseo como de parodia.

Enlace Humor a Tope (1al 5)

https://mega.nz/file/1jR00CYS#0lFvLBUclVLOHz3P_vAT4VuQ8-TwePCPaTkmxteT4c4

 

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sábado, 9 de agosto de 2025

La actriz y el obispo

 



La actriz y el obispo

 

Autor: Brian Bolland

Año: 2024

Editorial: Diábolo Ediciones

IDI: ESP

 

Presentamos una recopilación de un gran autor que muestra su acción en este enredo que empezó como una ilustración y acabó como un gran proyecto que nos llama la atención en la luna de Valencia. En un barrio de la Inglaterra de posguerra, viven una actriz  voluptuosa que parece una estrella de cine mudo, y un obispo de porte impecable, gafas redondas y un alma tan candorosa como su vestimenta negra. Aunque el término ‘actriz’ en ese contexto sea un eufemismo para palabras mayores, entre ambos no hay escándalo, sino un curioso equilibrio doméstico que ella llevó con lozanía y él con el timón muy erecto. En realidad son un antiguo sacerdote y una trabajadora sexual que han dejado atrás su acción pero siguen vistiendo su condición. Él, hombre de fe, lleva su vida con un decoro meticuloso; ella, mujer de mundo, conserva un aire picaresco y un pasado indecoroso que se intuye más interesante que cualquier sermón.

El argumento, en esencia, no es tanto una historia lineal como una sucesión de viñetas costumbristas cargadas de ironía. La actriz recibe visitas misteriosas, se enfrenta a chismes de vecindario y desliza comentarios que obligan al obispo a contener gestos y palabras para mantener la compostura. Él, por su parte, intenta proteger su dignidad clerical mientras sortea situaciones que rozan el malentendido sexual. El placer de la lectura no está en la sino en las expresiones, los silencios y las miradas que Bolland dibuja con una precisión fotográfica y que redacta en una prosa poética que rima sin falta de ética

Brian Bolland, nacido en 1951 en Butterwick, Lincolnshire, es uno de los grandes perfeccionistas del cómic británico. Formado en la Birmingham Polytechnic, se dio a conocer en la revista 2000 AD, donde su trazo meticuloso y su sentido del detalle lo convirtieron en ilustrador de referencia de Judge Dredd. En Estados Unidos alcanzó estatus de leyenda con Camelot y sobre todo con ‘Batman: The Killing Joke’ (1988), escrita por Alan Moore. Si en esos trabajos su dibujo era preciso y dramático, en ‘La actriz y el obispo’ Bolland despliega la sátira ligera y el humor británico que mezcla con picardía.

El cómic parece beber del espíritu de la prensa ilustrada de mediados del siglo XX, cuando los ingleses hacían chistes insinuantes sin necesidad de mostrar nada explícito. La actriz, con su aire de femme fatale de barrio, y el obispo, con su torpeza digna de un caballero victoriano, se mueven en un mundo donde cada gesto puede leerse como un doble sentido. El trazo de Bolland es limpio, elegante y milimétrico, convirtiendo cada viñeta en un pequeño estudio de personaje.

Sin duda una ocasión de satirizar el estamento eclesiástico con pecadora del antiguo testamento de una forma elegante y que se puede resumir con la cita de la introducción que expresa deducción:

‘En septiembre de 1936 le compré a mi esposa una plancha eléctrica nueva. Ella la usa cada día y nunca se ha averiado.’

 

Enlace cómic

https://mega.nz/file/d7JSyQ4Y#0LQ-58DY6p3PBYkovXasWihxkepMlYIZweFWL_7JKdY

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